domingo, 18 de mayo de 2008

SOBRE EL LOBO Y ESO QUE ELLOS NO ENTIENDEN‏

Ni el pasito de un grillo para atrás. Ni una pizca de duda. No me pesa ni un granito de arena una caída deportiva. Porque me enseñaron a tener la firmeza del blanco mármol, con la grandeza del océano azul, con la fe del más creyente en sus dioses y el amor del beso profundo, en la primera noche del encuentro de dos enamorados.
Con la fe intacta, con toda la fuerza, con la herida abierta, con la frente alta, con la misma camiseta, con los mismos colores en el alma y sobre la piel, con todas las derrotas, los empates, las victorias, con las vergüenzas ajenas y el orgullo de que no habrá hincha – en el mundo – más resistente que nosotros. Porque nunca nos escondemos, por las hazañas tribuneras y los goles compartidos, porque campeones hay muchísimos, inclusive algunos insípidos, otros tramposos pero hinchada, HINCHADA con pelotas bien puestas, heroica, plena, brillante, amada, incondicional, fiel, solo una: LA HINCHADA DEL LOBO.
Y aunque sí pesa la ausencia de la casa propia, que deseamos sin medias tintas, es decir para todos los partidos y por fin despegados de aquellos que representan lo contrario de nosotros, siempre estaremos.
Y allá ellos, con sus caras de bobos insalvables, abrigados por sus mamis, mirando de reojo, piensan sin decírselo a nadie ¿Pero que mierda hay que hacer para apagar la llama de estos tipos? ¿Pero que carajo hay que hacer para hacerlos callar?
Imposible. Es una meta imposible. Porque nunca nos atamos enteros a un resultado o a un jugador o a un técnico. Volamos con la pasión azul y blanca, por la camiseta, por el bullicio que sabemos crear, por la dicha del ser, no del tener, por todas esas cosas que ellos no entienden y nosotros sentimos.

Rafa Ton
Enviado por Pemela, para ella muchisimas gracias por seguir colaborando con el blog.
Filial Villa Elisa

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