Podrán pasar los años; tal vez, eternidades;
la vida en el planeta podrá desfallecer;
podrá quebrarse el cielo, sumirse las ciudades;
el infinito espacio volver a ya no ser...
Mas vos, mi amado “Lobo”, no apagarás tu canto;
tendrás la luna toda en cada amanecer;
y tu gritar ruidoso, tu aullido azul y blanco,
resonará en el aire, henchido de placer.
Podrán las ilusiones morir; podrán los soles
morir; podrá el silencio morir; morir la paz...
Solamente un purrete vistiendo tus colores,
solamente un purrete..., ¡no precisamos más!
Uno solo que vele, cual centinela, el bosque;
y entonces, mi Gimnasia... ¡no morirás jamás!
Libro Ser de Gimnasia por Eduardo Berisa
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