martes, 29 de julio de 2008

El Lobo y un síntoma alentador

A dos semanas del Apertura ya va quedando claro quiénes se refuerzan para consolidar sus altas pretensiones, quiénes afrontarán una transición piadosa y quiénes batallarán por quedarse en Primera. En este lote, pues, consta Gimnasia de La Plata, que desde la propia línea de largada deberá lidiar con números capaces de perturbar a un lama de Katmandú. Salvo que reciba el favor de un par de adversarios que se caigan a pedazos (¿los recién llegados?) estará compelido a consumar dos campañas buenas, o una aceptable y otra extraordinaria, o viceversa, pero eso sí, con un puntaje acumulado de los que dan para jugar la Sudamericana. Pero en Gimnasia se están revelando síntomas alentadores. No se trata sólo de la grata depuración que en su momento constituyó el alejamiento del brumoso señor Muñoz, pese a que ahí no tenemos un dato menor (el presente de Newell's, por ejemplo, sigue atado a las sombrías puertitas de López). Tampoco esos síntomas se agotan en la reconquista del Bosque, aunque va de suyo que en el patio de su casa el Lobo gozará de mejores humores. Gimnasia, y he aquí un dato decisivo, se está haciendo fuerte en la nómina de jugadores que pugnarán por subir la cuesta. No añade cantidad por la cantidad: se refuerza en serio. El Pampa Sosa, Chirola Romero, Messera, Teté González, son gente de pertenencia profunda con la camiseta, y ni hablar del Gato Sessa, que se ha pasado la vida esperando cumplir el sueño del pibe. Ellos, más algunos que llegaron (dicen que el sanjuanino Agüero la está rompiendo), y los que se quedaron, prometen un equipo a tono con las circunstancias. Nunca más justificada la asociación: Gimnasia jugará desde las tripas.
Walter Vargas wvargas@ole.com.ar

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