Si los dirigentes hablan con otros mientras el Topo está trabajando, señal de que las cosas no andan bien. Podríamos quedarnos con el vaso medio lleno de un segundo tiempo decentemente jugado, pero también podríamos decir que el equipo lleva el promedio de puntos del desastre del semestre pasado, como si las buenas incorporaciones no hicieran la diferencia. Recién van dos fechas, pero con 0,987 al cuello la ecuación es al revés: van dos fechas y tenemos un mugroso punto que sirve de poco. El cariño que le tenemos a Sanguinetti excede cualquier mala campaña y será eterno. Lo que no es eterno, en cambio, es el tiempo que le queda para demostrar que puede ser el conductor de un equipo ganador. Ya llevamos casi 20 partidos sin ganar afuera del Bosque, en el Bosque tampoco ganamos y encima nos falta gol. Así, no nos vamos a salvar.
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