Nacho Piatti con su chambonada de volante que no sabe pegar (a propósito, Laverni lo expulsó sin conicción y sin medir que el pibe no tiene maldad) le hizo un bien al equipo. En la necesidad, Gimnasia sacó fuerzas allí donde hace poco había miedos, desconfianza, endeblez emocional. Anoche recuperamos el libreto de ganar con los dientes más que con los pies, con el corazón más que la cabeza. Claro, que para eso fue necesario que entrara Messera y nos diera tres puntos con su clase de gran jugador, mezclado con ese hincha que todavía lleva adentro y que lo sacó para gritar el gol como cuando era pibe. Para aquellos que dicen que los entrenadores no son necesarios, que se fijen en el ejemplo Madelón. Un técnico que habla y labura en la semana, que sabe parar a los equipos y que se comunica con sus jugadores sin intermediarios ni mensajes confusos. Ganamos dos partidos seguidos después de un año y tres meses y el futuro empieza a verse distinto.
PABLO RAMON
Diario Ole
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