3:10 AM. Suena la alarma del celular y me termina de despertar. Digo “me termina de despertar” porque la verdad que me costó mucho conciliar el sueño.
Nerviosismo, ansiedad, y miles de sensaciones más que no me dejaron pegar un ojo.
Me abrigué bien (hacia mucho frío), cargué la heladerita con los sambuches de mila que había preparado la noche anterior y arranqué lleno de ilusiones…
Noooooo el gorrito!! Me olvido el gorrito… ahora si, vamos.
Empecé a patear para 7 y 32, donde nos esperaba el bondi de la Filial Villa Elisa que, dicho sea de paso, qué gente más copada!! Nos trataron de maravilla.
Llegando a 32 lo veo venir a mi amigo y compañero de viaje Germán, con gorrito, camiseta, bufanda…como cada día que juega el Lobo. Mientras lo veía venir pensaba; éste es capaz de dar la vida (y cuando digo la vida no exagero) con tal de que el Lobo se salve.
Nos saludamos y encaramos para la esquina donde ya esperaban varios grupos de amigos, familias, parejas y algunos solitarios también. El bondi se retrasó un poco y mientras esperábamos vimos pasar muchos micros de otras agrupaciones con banderas y a puro bocinazo, autos con gente que salía de las ventanillas, “VAMOS LOBO” gritaban… ya era una fiesta.
A las 4:20hs llega el micro. Se baja un loco y grita “Filial Villa Elisa”…”es ese, vamos” me dice Germán.
La verdad que el bondi estaba un poco baqueteado, pero la gente nos hizo sentir como si fuera un Coche Cama…
Bueno, tanto no la verdad… entre los cantitos que no pararon en las diez horas de viaje, y los asientos de verga no pude pegar un ojo.
Lo que si tenía el micro era DVD, posta eh!!! Pudimos ver videos como el 4 a 1 a los putos, la Copa Centenario, uno del Negro José Luís, y muchos más que emocionaron y mucho a la tripulación.
Imagínense que si a las 4 de la matina y con el frío que hacía ya era una fiesta… después de los videos, con el solcito arriba, algunas bebidas espirituosas y llegando a Rafaela; eso era el Carnaval de Río…IMPRESIONANTE.
Llegaban micros y autos por todos lados llenos de banderas, la gente de Rafaela no lo podía creer. Nunca vieron algo así; ni Boca ni River ni nadie armó jamás una movilización así por esos lares.
Bueno llegamos:
Uy…qué quilombo la puerta! Nos trataron como ganado. Nos hicieron esperar como una hora. Un perro policía casi me morfa un brazo, decí que tenía puesto el bozal. Qué cagazo me pegué!!!
Una vez en la cancha; la gente empezó a cantar como loca, como siempre… Yo la verdad que estaba un poco cagado. Admito que soy un poco pesimista, pero también admito que jamás pensé que el partido iba a tener un desenlace como el que tuvo.
Un papelón. Un equipo sin alma, sin ganas, que jamás estuvo a la altura de su gente y que de a poco se lo fue llevando por delante un equipo de pibes sin experiencia alguna, pero con convicciones bien claras. Y así llegó el primero, después el segundo y el tercero, si…el tercero. La gente no lo podía creer, se agarraba la cabeza, lloraba; no se pueden imaginar lo que se vivió en esa tribuna.
Cuando Laverni pitó el final bajé rapidísimo tratando de irme lo más rápido posible, pero me día cuenta que había dejado atrás al grupo. Mientras los esperaba vi pasar familias enteras llorando, buscando alguna explicación. Hasta vi un flaco desconsolado que se venía tambaleando solo, que cuando lo tomé de la cabeza estalló en llanto apoyándose en mi pecho. Ese pibe, al cual no conocía, me mató…
En medio de ésta situación lo busqué a Germán; el seguía agarrado al alambrado sin entender lo que estaba pasando.
Nos juntamos con su papá, su hermano y un amigo del padre. Ellos habían viajado el día anterior en auto, entre puteadas y corridas llegamos al auto sin decir una sola palabra. El viaje siguió así un buen tramo. El silencio era terrible y nadie entendía nada hasta que se escuchó el primer “no lo puedo creer” “jamás me imaginé una cosa así”,”nos vamos” y miles de cosas más.
Por momentos volvía el silencio y tratábamos de dormir. Hasta que alguien movía su cabeza y tiraba de nuevo el “te juro que no lo puedo creer” y el “no voy más” , la típica mentira de un buen Tripero, el Domingo están ahí y el que viene también… si no pueden vivir sin su Gimnasia querido.
También llegaban los mensajes de amigos que no pudieron viajar y que hicieron el aguante a la distancia.
Llegué y me dormí pensando lo peor. Que no había salida y que estábamos condenados. Pero a la mañana siguiente me desperté bien temprano y volví a renovar, una vez más, mi fe en el Lobo. Y así fue como decidí escribir esta carta.
Obviamente el domingo voy a estar ahí en el bosque, ni le cuento Germán y su familia (ellos fueron quienes me enseñaron de esta pasión) y espero que nos hagan sentir que todo el esfuerzo que hicimos, no sólo yendo a Rafaela, sino también a Tucumán, Santa Fe, y todas las canchas, no haya sido en vano. Que si el domingo nos tenemos que ir, sea con la frente bien alta y representando a la gente más fiel del fútbol argentino.
“Las luchas perdidas son aquellas que se abandonan”.
Fuerza!
El Chavo.-
Nerviosismo, ansiedad, y miles de sensaciones más que no me dejaron pegar un ojo.
Me abrigué bien (hacia mucho frío), cargué la heladerita con los sambuches de mila que había preparado la noche anterior y arranqué lleno de ilusiones…
Noooooo el gorrito!! Me olvido el gorrito… ahora si, vamos.
Empecé a patear para 7 y 32, donde nos esperaba el bondi de la Filial Villa Elisa que, dicho sea de paso, qué gente más copada!! Nos trataron de maravilla.
Llegando a 32 lo veo venir a mi amigo y compañero de viaje Germán, con gorrito, camiseta, bufanda…como cada día que juega el Lobo. Mientras lo veía venir pensaba; éste es capaz de dar la vida (y cuando digo la vida no exagero) con tal de que el Lobo se salve.
Nos saludamos y encaramos para la esquina donde ya esperaban varios grupos de amigos, familias, parejas y algunos solitarios también. El bondi se retrasó un poco y mientras esperábamos vimos pasar muchos micros de otras agrupaciones con banderas y a puro bocinazo, autos con gente que salía de las ventanillas, “VAMOS LOBO” gritaban… ya era una fiesta.
A las 4:20hs llega el micro. Se baja un loco y grita “Filial Villa Elisa”…”es ese, vamos” me dice Germán.
La verdad que el bondi estaba un poco baqueteado, pero la gente nos hizo sentir como si fuera un Coche Cama…
Bueno, tanto no la verdad… entre los cantitos que no pararon en las diez horas de viaje, y los asientos de verga no pude pegar un ojo.
Lo que si tenía el micro era DVD, posta eh!!! Pudimos ver videos como el 4 a 1 a los putos, la Copa Centenario, uno del Negro José Luís, y muchos más que emocionaron y mucho a la tripulación.
Imagínense que si a las 4 de la matina y con el frío que hacía ya era una fiesta… después de los videos, con el solcito arriba, algunas bebidas espirituosas y llegando a Rafaela; eso era el Carnaval de Río…IMPRESIONANTE.
Llegaban micros y autos por todos lados llenos de banderas, la gente de Rafaela no lo podía creer. Nunca vieron algo así; ni Boca ni River ni nadie armó jamás una movilización así por esos lares.
Bueno llegamos:
Uy…qué quilombo la puerta! Nos trataron como ganado. Nos hicieron esperar como una hora. Un perro policía casi me morfa un brazo, decí que tenía puesto el bozal. Qué cagazo me pegué!!!
Una vez en la cancha; la gente empezó a cantar como loca, como siempre… Yo la verdad que estaba un poco cagado. Admito que soy un poco pesimista, pero también admito que jamás pensé que el partido iba a tener un desenlace como el que tuvo.
Un papelón. Un equipo sin alma, sin ganas, que jamás estuvo a la altura de su gente y que de a poco se lo fue llevando por delante un equipo de pibes sin experiencia alguna, pero con convicciones bien claras. Y así llegó el primero, después el segundo y el tercero, si…el tercero. La gente no lo podía creer, se agarraba la cabeza, lloraba; no se pueden imaginar lo que se vivió en esa tribuna.
Cuando Laverni pitó el final bajé rapidísimo tratando de irme lo más rápido posible, pero me día cuenta que había dejado atrás al grupo. Mientras los esperaba vi pasar familias enteras llorando, buscando alguna explicación. Hasta vi un flaco desconsolado que se venía tambaleando solo, que cuando lo tomé de la cabeza estalló en llanto apoyándose en mi pecho. Ese pibe, al cual no conocía, me mató…
En medio de ésta situación lo busqué a Germán; el seguía agarrado al alambrado sin entender lo que estaba pasando.
Nos juntamos con su papá, su hermano y un amigo del padre. Ellos habían viajado el día anterior en auto, entre puteadas y corridas llegamos al auto sin decir una sola palabra. El viaje siguió así un buen tramo. El silencio era terrible y nadie entendía nada hasta que se escuchó el primer “no lo puedo creer” “jamás me imaginé una cosa así”,”nos vamos” y miles de cosas más.
Por momentos volvía el silencio y tratábamos de dormir. Hasta que alguien movía su cabeza y tiraba de nuevo el “te juro que no lo puedo creer” y el “no voy más” , la típica mentira de un buen Tripero, el Domingo están ahí y el que viene también… si no pueden vivir sin su Gimnasia querido.
También llegaban los mensajes de amigos que no pudieron viajar y que hicieron el aguante a la distancia.
Llegué y me dormí pensando lo peor. Que no había salida y que estábamos condenados. Pero a la mañana siguiente me desperté bien temprano y volví a renovar, una vez más, mi fe en el Lobo. Y así fue como decidí escribir esta carta.
Obviamente el domingo voy a estar ahí en el bosque, ni le cuento Germán y su familia (ellos fueron quienes me enseñaron de esta pasión) y espero que nos hagan sentir que todo el esfuerzo que hicimos, no sólo yendo a Rafaela, sino también a Tucumán, Santa Fe, y todas las canchas, no haya sido en vano. Que si el domingo nos tenemos que ir, sea con la frente bien alta y representando a la gente más fiel del fútbol argentino.
“Las luchas perdidas son aquellas que se abandonan”.
Fuerza!
El Chavo.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario