martes, 7 de octubre de 2008

TE VUELVO A ELEGIR.

Cuando uno es chico las cosas parecen mágicas, las tomamos como juegos si se quiere. Nuestros superhéroes de la tele son los dibujitos, miramos con admiración a papá, nos cobijamos todo el tiempo con mamá y soñamos ser jugadores de fútbol. Cuantas veces nos agarramos fuerte de la mano ó el cinturón de nuestro viejo, entrando ò saliendo de una cancha, cuantas veces corrimos con ansias por los jardines del estadio del bosque apurados por llegar al viejo sector niños que estaba debajo de la techada, donde ahora están los bancos de suplentes y más ansiosos aún esperábamos que venga papá después del partido a buscarnos.

A medida que pasa el tiempo, no solo nos vamos poniendo viejos como dijo Pablo Milanès, ò tecnos, como alguna vez cantó Luca, sino que descubrimos cosas nuevas.

Es duro descubrir un día que mamá tiene algún defecto, nos asombra y hace reflexionar, pero va a seguir siendo siempre la mejor del mundo, la que mejor cocina, nuestra mujer preferida, lejos.

¿Y darnos cuenta que papá no es el superhéroe que veíamos de chiquitos, que es un ser humano como todos y que alguna vez le puede salir algo mal? Es un golpe a la ilusión. Pero con el solo hecho de habernos trasmitido valores y enseñarnos una manera de vivir, ya están saldadas todas las deudas y las dudas que puedan llegar a generarse.

Mas de grande te pones de novio y un día se te da por observar en vez de mirar y te das cuenta que tu novia no es Dolores Barreiro. Solo basta con verla en pijama diciéndote Te Amo para darte cuenta que es el amor de tu vida. Todo lo demás no es nada.

¿Quién no se ha enojado alguna vez con sus amigos? A veces pasa que los caminos se bifurcan ò simplemente alguno piensa distinto. Desde el alma sale al amistad; son recuerdos, anécdotas, Gimnasia, asados, risas, canchas, vacaciones, llantos, abrazos, goles, proyectos de vida. Podría escribir un tomo completo sobre la amistad. Sentimiento solo comparable con la felicidad.

Los hermanos a veces se tornan insoportables; en ciertas etapas de la vida hasta hemos llegado a pelearnos ò estar un tiempo sin hablarnos por enojos adolescentes. Cosas que pasan. ¿Quien duda de la fuerza del lazo sanguíneo? Cuando les duele la muela a ellos nos duele también a nosotros. ¿Ò nos vamos a olvidar de con quien jugábamos a ser barras bravas en el sector niños? Y pobre del primero que intentó darle un beso a la princesita de la familia; se llevó un paquete completito de trompadas a su casa.

¿Que decir del barrio, no? Es cierto que a veces nos aburre, por una cuestión lógica de crecimiento personal y emancipación pensamos en irnos a las grandes urbes a probar suerte. Pero, ¿como olvidar que nos viò crecer? Si en sus calles jugamos los mejores partiditos de fútbol del mundo, defendiéndolo del lindero a capa, espada y alguna que otra piña; si en aquel malòn besamos por primera vez a la chica mas linda; si en distintas piletas pasamos los veranos mas recordados. No hay lugar mejor que el barrio.

¿Y los abuelos? Se ponen pesados a veces eh! Cuentan siempre las mismas anécdotas, no entienden a los jóvenes con eso de los emo, los flogers y que se yo cuantas tribus que hay dando vueltas. Que te preguntan una y otra vez cuando te vas a casar y los vas a hacer bisabuelos. No hay mejor heladera que la de la casa de los abuelos, siempre algo rico para comer y una cervecita bien fría para acompañar la picada. Los fideos con salsa y la carrera de TC del domingo antes de ir a la cancha. Aquellas vacaciones de niño con ellos, cuando solo te dejaban estar en los jueguitos hasta las 12 de la noche y meterte el mar dos horas después de almorzar ò aquel Jean que le pediste a la abuela que te planche y lo hizo, pero con raya al medio; inolvidable!

Es como ser de Gimnasia, a veces nos enojamos, lloramos, descubrimos que no es perfecto, pero no se cambia por nada en el mundo.

Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.

Reconocer la derrota es de grandes, saber apreciar los errores cometidos y no volver a caer en ellos es de sabios, y amar hasta en el peor de los momentos es digno, te asegura un lugar en el cielo.

PD: el domingo cuando salio el gato Sessa a hacer el precalentamiento y nos miro a la cara a todos los triperos que estábamos en la cancha y ésta mañana cuando venia en el micro para el trabajo pensando en escribir esta nota, me emocione hasta las lagrimas; ni mamá, ni papá, ni mi novia, ni mis amigos, ni mis hermanos, ni mi barrio, ni mis abuelos me pueden provocar eso; solo GIMNASIA.

Fede Bon Duran









..como no voy a ir, si el Lobo me esta esperando..

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